No me ha sido fácil comenzar este Post y la razón de la dificultad la atribuyo al deseo de homenajear con el a todas las mujeres del mundo, en especial a las mujeres de mi familia, mis amigas, mis compañeras de trabajo y mis lectoras

Antes de este comienzo intenté con muchos otros, pero en todos caí en el elogio fácil, en la construcción poética o en las frases redichas, hasta que me di cuenta que incurría en el error de quienes piensan que la conmemoración de este día tiene una motivación romántica en la que estamos casi que obligados por la presión social a regalarles a las mujeres flores y desearles un “feliz día”.

No digo con esto que los buenos deseos y los detalles estén hoy fuera de lugar sino que no se debe perder de vista que la designación del 8 de Marzo como Día Internacional de la mujer se hizo con el fin de reivindicar su derecho a participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre y por lo tanto el mejor regalo que se le puede hacer hoy, es el compromiso de todos para realizar acciones que hagan esto una realidad.

Mucho se ha conseguido a lo largo de los 107 años que se celebra este día, pero las cifras de mujeres asesinadas por sus maridos, las violaciones sexuales de las que son víctimas, las diferencias salariales y las discriminaciones que aún se registran con frecuencia vergonzosa, son la evidencia de que aún hay mucho camino por recorrer.

Y no es porque ellas no hayan reclamado y luchado por ese derecho de equidad que se les ha negado prácticamente desde la existencia de la sociedad, porque la historia nos enseña que desde antes de 1911 cuando se celebró por primera vez el Día Internacional de la Mujer en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, ya reclamaban con huelgas y mítines el derecho al voto, a ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo y a la formación profesional que antes no tenían.

Incluso, en la antigua Grecia la historia cuenta que Aristofanes, famoso comediógrafo de la Grecia Clásica en su obra Lisístrata narra cómo las mujeres proponen una huelga sexual contra los hombres para poner fin a las continuas guerras entre Atenas y Esparta, lo cual finalmente se consiguió.

“los hombres deciden terminar la guerra, les ha podido su deseo sexual. Las mujeres han ganado.” Según concluye un escrito sobre este tema María Serrano, en su blog sociopolis

Les traigo el pasaje sólo como una referencia histórica interesante, porque aunque actualmente las huelgas y los mítines siguen siendo una alternativa a la que se recurre para llamar la atención sobre una reivindicación de pleno derecho para las mujeres, se requiere además un cambio de conciencia de toda la sociedad y sobre todo de los dirigentes de gobiernos, para que se erradiquen los hechos con los que se atropella la dignidad de la mujer y se legisle para conseguir una verdadera equidad de géneros en todos los campos.

Y cuando me refiero a toda la sociedad me dirijo a cada uno de nosotros. Al compromiso personal que tenemos para respetar los derechos de nuestra pareja y cultivar con acciones en nuestro hogar, esa equidad que exigimos a los demás.