Estoy entre los muchos que nos emocionamos con una sonrisa. Aquellas sonrisas que esbozamos cuando el destino nos premia, las que nos provocan la felicidad de las personas de nuestro entorno o aquellas sonrisas que nos afloran cuando el halo poético de la fortuna nos envuelve en cualquiera de sus aspectos.
No conocía ningún otro motivo que me hiciese sonreír con tanta intensidad y sentimiento como la de cumplir con el precepto de ser feliz y procurar hacer feliz a mi familia y seres queridos. Hoy me alegro de estar equivocado. Hoy escribo estas líneas convencido que no es lo mismo provocar una sonrisa que trabajar para lograr que alguien sonría.
Ese sentimiento lo experimenté al colaborar, junto con mi familia, como voluntarios en la Fundación Ningún Niño Sin Sonrisa, que trabaja desde hace varios años haciendo sonreír a muchos niños, a través de distintas campañas con las que consigue contribuir a que un número determinado de menores, haga realidad sus ilusiones de niño.
Ha sido una experiencia maravillosa en la que nos hemos divertido, pese al intenso trabajo que lleva el hacer posible que más de mil niños reciban en su día, una bolsa repleta de regalos donados por las empresas que año tras año, se suman al esfuerzo que fundaciones como esta de Ningún Niño Sin Sonrisa, hacen para que la precaria situación económica que afrontan muchas familia, no niegue la posibilidad de sonreír a sus hijos.
No había visto nunca antes a un grupo de personas trabajar gratis con tanta alegría y ahínco. Como tampoco nunca había participado en una operación tan compleja como la de manejar a más de tres mil personas ansiosas, con una organización tan estructurada, en la que ningún procedimiento fue improvisado.
No sé el nombre completo de los directivos de la Fundación ni tampoco el de ninguno de los voluntarios que colaboran en la misma, lo que si sé es que desde ya estamos dispuestos a participar nuevamente como voluntarios y renovar con un compromiso mayor, nuestra decisión de trabajar por una sonrisa.
Te invito a que te sumes a cualquier equipo de voluntarios y también disfrutes al comprobar que no es lo mismo hacer sonreír, que trabajar para que alguien sonría.