LAS PITONISAS YA NO SON COMO LAS PINTAN

Imagen el Misterio de las tumbas

No creo en brujas, pero de que las hay las hay. Y la ambigüedad de mi “convencimiento” si se me cuestionara al respecto, la justificaría diciendo que no tengo ninguna base científica para apoyarla, pero esgrimiría como un argumento para sustentarla, los famosos relatos ancestrales que reseñan su existencia y el hecho inapelable de que por lo menos en dos continentes, se les haya asignado un día en el año como el 31 de Octubre,  para conmemorar su existencia.

Pero no es de brujas que les hablaré en esta entrada porque los años y la experiencia me han demostrado, que en polémicas tan “endiabladas” como ésta, lo mejor es hacernos a un lado y que cada quien continúe su vida con los convencimientos o las creencias que le ayuden a afrontar de la mejor manera su día a día.

Aunque sin ánimo de polemizar, tengo que decir que coincidirán conmigo, en que en más de una ocasión, alguna bruja o brujo se nos atraviesa en nuestro camino para mortificarnos el día, o en ocasiones menos de las que deseamos, para arreglárnoslo, porque brujas buenas también tengo que decirlo, de que las hay las hay.

Pero como les dije no es de brujas de lo que les hablaré en esta Entrada, pero sí de un tema que tiene relación con ese mundo de creencias en lo sobrenatural o mágico como el de las supersticiones, que para mí no es otra cosa que el convencimiento que tenemos muchos, de que existe una especie de elemento mágico sin el cual, el curso de los acontecimientos en los que estamos involucrados no tendría el final que nosotros deseamos.

Y lo traigo porque la cercanía del Día de las brujas o Halloween es el marco propicio para recordar a las Pitonisas que aquí en España, también los hay pero que al igual que en Barranquilla, Colombia, ya no son como eran hace muchos años, según me cuentan. En eso me he apoyado, para publicar esta crónica escrita por mí en 1990, en Diario del Caribe, que adquiere la actualidad que mi nostalgia quiere darle.

Imagen Circo Melies

LAS PITONISAS YA NO

SON COMO LAS PINTAN

Diario del Caribe

2 de Diciembre de 1990

No creo en brujas, pero que las hay las hay! En esa ancestral creencia que tienen muchas personas, se basan las llamadas pitonisas, adivinas o brujas, para asegurar que para ellas no hay angustia del corazón que no sea resuelta, dolor que no tenga alivio ni maleficio que no tenga su contra.

Garantizan tener poderes para averiguar el pasado, conocer el presente y predecir el futuro, así como facultades para derrotar la mala suerte o todo mal que perjudique el hogar, vehículo, negocio o cualquier tipo de propiedad.

Que sean personas con conocimientos obtenidos de la astrología o avivatos con habilidades para pelar incautos, se lo dejamos al criterio de cada quien, pero lo cierto es que en Barranquilla Colombia, y les aseguró aquí en España, estas personas cuentan con una numerosa clientela en la que no hay distinciones de clase, color, raza ni edades.

A ellas acuden damas distinguidas aunque camufladas en vestidos de pobres y damas pobres con sus pobres vestidos; caballeros de negocios, preocupados porque no les entra dinero y hombres en la indigencia angustiados porque no tienen de dónde sacarlo.  Jóvenes acosados por la incertidumbre de amores no correspondidos y amantes clandestinas que buscan la fórmula para que durante las madrugadas, el hombre ajeno no abandone corriendo su lecho de amores.

Acuden también personas atormentadas con la creencia de ser víctimas de un maleficio y hasta resentidos que buscan un maleficio para echárselo a sus enemigos; políticos angustiados porque ven sus curules embolatadas y hasta “embolatados” que quieren saber si en la política está su futuro.

Las pitonisas, adivinas y brujas aseguran tener el remedio para sus preocupaciones y la clave para el éxito en sus negocios.

Los esfuerzos de la ciencia para explicar el origen de tales creencias no han sido concluyentes.

– Muchas personas recurren a la búsqueda de explicaciones y soluciones paranormales, cuando creen que sus problemas escapan al raciocinio científico, sostiene el psicólogo José Amar Amar.

SE MODERNIZAN

Imagen Esotérica

En Barranquilla Colombia, esa creencia ha sido muy bien canalizada por quienes aseguran tener dichos poderes sobrenaturales.  Muchos de ellos atienden en cómodos establecimientos, montados con una infraestructura similar a la de cualquier consultorio médico.  Incluso muchos de estos negocios aparecen registrados en la Cámara de Comercio de la Ciudad, bajo la clasificación de “Consultorio Astrológico, Perfumería y Venta de baños y riegos milagrosos”.

Esto quiere decir que tanto pitonisas, adivinas, clarividentes, brujas o como quiera llamárseles, con el paso de los años han logrado evolucionar en el ejercicio de su oficio.

Atrás quedó la creencia de que estas personas atendían a su clientela ataviadas en formas extrañas, en lugares semioscuros y misteriosos, observando en una bola de cristal como rueda el presente, pasado y futuro del cliente de turno.

Actualmente atienden en modernos locales que llaman consultorios y cuentan con una o dos secretarias que se encargan de cobrar, organizar los turnos del día, así como la agenda de su jefe de turno.

Al igual que cualquier consultorio médico, en las paredes exhiben diplomas y certificados de especializaciones paranormales.

El valor de las “consultas” en estos lugares se establece de acuerdo con el prestigio de quien lo atiende, pero este valor no es inferior a los dos mil quinientos pesos.

Hay que señalar que otros atienden en sus residencias que por lo general están localizadas en los sectores de clase media, media baja y baja de la ciudad.

DE TODO COMO EN BOTICA

Imagen Consejera y curandera Karina

Pero el desarrollo de las pitonisas, adivinas brujas o “profesores”, como también se hacen llamar, en su clasificación más alta, no se quedó únicamente en el mejoramiento de su apariencia personal.

Los más cotizados son propietarios de almacenes surtidos con la más completa y variada perfumería astral, esencias, baños y extractos para la buena o mala suerte, según sea la necesidad del cliente.

Lo que sí ha mantenido su toque original son los nombres de los productos que allí se venden.  Son nombres sencillos y a diferencia del vademécum, no se denominan por sus componentes químicos, sino por los efectos que de ellos se quiere conseguir.  Es decir, si usted quiere un producto que atraiga al sexo opuesto, simplemente solicita un perfume “Ven a mi” o “Quiéreme”, y si estos no le dan resultado, refuerce su deseo con un baño de “Sígueme”.

Si lo que necesita es que se le despeje el horizonte en el amor, los negocios o el trabajo, requiere esencias de “Abrecaminos” o “Destrancadera”; o si prefiere, los perfumes “Triunfo” o “Éxito”.

Para la falta de dinero usted encuentra extractos de “Lluvia de Plata”; “Oro y Plata” y el perfume “Don Juan del Dinero”.

Para los jugadores compulsivos, el prodigioso “vademécum” cuenta con los baños “Buena Suerte” y “Vencedor”, así como el perfume “Dueño del Azar”.

Si se siente víctima de algún maleficio, seguro le recomendarán unos baños de “Espanta Espíritu” y “Aleja Enemigos”, estos últimos tienen “prescripciones”: deben rosearse sobre el cuerpo, la casa, el vehículo o el inmueble embrujado, sólo durante las noches de luna llena.

El extenso surtido no se olvida de los empleados acosados por los jefes malgeniados, y para estos últimos ofrece la colonia “Flor de Amansaguapos”, que convierte al jefe más indomable en un manso corderito.

En fin, para todos los problemas, ilusiones y deseos insatisfechos, existe una pócima salvadora: Eso me lo confirmarán ustedes ya que este periodista se dejó convencer y compró un extracto de “Gustadera”, que roció a esta nota periodística.

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